Demografía: ¿un lastre para la nave?
Todos envejecemos, también nuestras sociedades. Y ello afecta a la rapidez con que nuestras economías crecen. Aunque la inmigración ha aportado más trabajadores extranjeros a nuestra población activa en los últimos años y, por tanto, ha ayudado a que nuestras economías crezcan, este apoyo podría no ser eterno. Con más personas que se jubilan y menos trabajadores que se incorporan a la población activa, el equilibrio entre jóvenes y mayores está cambiando.
Se espera que el envejecimiento de nuestra población reduzca la inflación a largo plazo. Pero también puede afectar al ritmo e intensidad del crecimiento económico, al tipo de bienes y servicios que consumimos y a cómo se gasta el dinero público.
Estas tendencias son importantes para la política monetaria.